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Intersticios sociales

versión On-line ISSN 2007-4964

Intersticios sociales  no.27 Zapopan mar. 2024  Epub 03-Mayo-2024

https://doi.org/10.55555/is.27.577 

Sección general

Condiciones del trabajo adolescente en Jalisco

Conditions of Adolescent Work in Jalisco

Leonardo Alberto Gatica Arreola1 
http://orcid.org/0000-0002-4387-3608

Patricia Murrieta Cummings2 
http://orcid.org/0000-0002-9076-3276

1 Universidad de Guadalajara, SNII I, México. Correo electrónico: leonardo.gatica@academicos.udg.mx. Doctor en Economía por la Universidad de Texas, en Austin.

2 Universidad de Guadalajara, SNII I, México. Correo electrónico: patricia.murrieta@academicos.udg.mx. Doctora en Sociología por la Universidad de Texas, en Austin.


Resumen

En este artículo se hace un análisis de la población adolescente de 15 a 17 años que trabaja, en el estado Jalisco en México. Se analizan los dos principales factores que se consideran impactos negativos del trabajo adolescente: el impacto en el abandono escolar y el empleo en condiciones de riesgo. A partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019 (ENTI 2019), se describen y analizan las tasas de empleo en este grupo poblacional, considerando diferencias de sexo, edad y tamaño de la localidad en la que se habita, y su relación y efecto sobre la inasistencia escolar y la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo. La mayoría de los hallazgos son consistentes con gran parte de la literatura empírica existente, pero destaca que las probabilidades de trabajar en condiciones de riesgo y de abandono escolar no tiene necesariamente una relación monótona con la edad, y presentan diferencias en sus tendencias dependiendo el tamaño de la localidad en la que habiten los adolescentes.

Palabras clave: Trabajo infantil; trabajo adolescente; asistencia escolar; condiciones de riesgo; Jalisco; México

Abstract

In this paper, an analysis is conducted on the adolescent population aged 15 to 17 years who work in the state of Jalisco in Mexico. The two main factors considered as negative impacts of adolescent work are analyzed: the impact on school dropout and employment under risky conditions. Using the ENTI 2019 (National Survey of Child Labour) we describe and analyze the employment rates in this population group, considering differences in gender, age, and size of the locality in which they reside, and their relationship and effect on school attendance and the probability of working under risky conditions. Most of the findings are consistent with the existing empirical literature, but it is worth noting that in this case the probabilities of working under risky conditions and dropping out of school do not necessarily have a monotonic relationship with age, and present differences in their trends depending on the size of the locality in which the adolescents reside.

Keywords: Child labour; adolescent labour; school attendance; hazardous conditions; Jalisco; Mexico

Introducción

En este artículo se presenta un análisis de las condiciones del trabajo adolescente en el estado de Jalisco a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019 (ENTI 2019).1 Para este artículo consideramos trabajo adolescente, la participación en el mercado laboral de personas de 15 a 17 años.2 En particular buscamos analizar la relación del trabajo adolescente con la asistencia escolar y con las condiciones de riesgo, considerando las diferencias determinadas por variables como sexo, edad y tamaño de la localidad. Presentamos inicialmente un análisis descriptivo considerando estas variables para después introducir un análisis inferencial en el que introducimos otras variables sociodemográficas y de características de los hogares. Los resultados muestran contrastes importantes en el comportamiento de estas variables en el estado de Jalisco con el resto del país, así como comportamientos particulares para el caso de Jalisco.

Conocer y entender el comportamiento del trabajo adolescente es relevante para el diseño y la implementación de políticas públicas enfocadas a garantizar el buen desarrollo de los niños y los jóvenes. Dada la permisibilidad jurídica sobre el trabajo adolescentes, es importante garantizar condiciones de trabajo decente e implementar políticas que provean condiciones que posibiliten el buen desarrollo de los adolescentes trabajadores. El ingreso proveniente del trabajo adolescente es esencial en el ingreso de un número importante de familias. Además, el iniciar una vida laboral durante la adolescencia puede permitir que los jóvenes adquieran habilidades que tienen impactos positivos en su vida laboral, su productividad en la adultez. Esto ha dado pie a argumentos e iniciativas que confrontan las políticas de erradicación del trabajo infantil y adolescente, enfocadas en promover su regulación para que se de en condiciones apropiadas.3 Más allá de la discusión sobre la pertinencia o no de la erradicación del trabajo infantil, en la actualidad el trabajo adolescente en México es una realidad y sabemos que existen impactos negativos que provienen de las condiciones en las que se trabaja; de allí la importancia de conocer las condiciones en los que el trabajo infantil y adolescentes se lleva a cabo para implementar políticas que garanticen buenas condiciones y erradiquen los impactos negativos.

La gran mayoría de los estudios que miden los efectos negativos del trabajo a temprana edad en el desarrollo de niños y jóvenes, muestran que los impactos adversos no provienen propiamente del hecho de trabajar, sino de las condiciones en las que se trabaja.4 Por ello es relevante conocer las condiciones en los que el trabajo adolescente e infantil se lleva a cabo.

La evidencia empírica indica que cuando las condiciones no son las apropiadas, el involucramiento en el mercado laboral desde la niñez y la adolescencia disminuye las posibilidades de desarrollo básicamente debido a dos canales, el de la salud de los niños y jóvenes, y el del desempeño y la permanencia escolar. Condiciones inadecuadas y riesgosas, así como el tiempo de trabajo prolongado, son los principales elementos que impactan negativamente en la salud física y emocional de los jóvenes y niños trabajadores.5 Además, los efectos contemporáneos y de corto plazo, también conllevan deterioros de largo plazo que afectan en la salud durante la adultez de quienes se iniciaron en el mercado laboral siendo niños o adolescentes. Son también abundantes los trabajos que muestran cómo el trabajo a temprana edad puede deteriorar el desempeño escolar de niños y jóvenes, disminuye la asistencia escolar y aumenta la deserción, lo cual disminuye la productividad y los ingresos en la vida adulta y disminuye la movilidad social.6

De acuerdo con los datos de la ENTI 2019, para ese año en todo el país había 6 801 263 jóvenes de 15 a 17 años, de estos, el 18.55 %, es decir, 1 261 743 trabajaban. En el caso del estado Jalisco, el porcentaje de jóvenes en ese mismo rango de edad que se encontraba trabajando era ligeramente mayor. De los 410 893 adolescentes en Jalisco, 81 521 se encontraban trabajando, lo que representó el 19.83 %. Es decir, en Jalisco, prácticamente dos de cada diez de adolescentes se encontraban trabajando. De estos, el 78.5 % lo hacía en condiciones de riesgo y el 39.05 % no asistían a la escuela. Esto implica que dentro de algunos años la quinta parte de la población adulta de Jalisco habrá iniciado su vida laboral antes de los dieciocho años lo cual seguramente y tendrá impactos sobre la salud de estas personas, así como en su productividad laboral y en consecuencia sobre los niveles de ingreso y bienestar para sus familias y hogares.

Si bien el análisis del trabajo infantil y adolescente en México se ha abordado en un buen número de estudios, los estudios para el caso de Jalisco son muy escasos. Murrieta estudia las diferencias de género en la probabilidad de que un menor trabaje.7 Este análisis se enfoca exclusivamente en el trabajo infantil en la calle, y únicamente en la ciudad Guadalajara. Más recientemente, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco publicó un informe en el que presenta un recuento de los resultados de la ENTI 2019, pero no analiza la relación entre diferentes variables, ya sea de manera descriptiva o causal, que permita entender mejor las condiciones en las que se da el trabajo adolescente y sus determinantes.8

En este estudio nos enfocamos en el análisis de la relación del trabajo adolescente con la asistencia escolar y las condiciones de riesgo en el estado de Jalisco. Para ello partimos de un análisis descriptivo y proseguimos con un análisis econométrico para estudiar la relación causal entre el trabajo adolescente y la asistencia escolar, así como con la probabilidad de que los jóvenes trabajen en condiciones de riesgo. El análisis es básicamente descriptivo y de carácter cuantitativo, a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019.9

En la primera parte del artículo iniciamos con una descripción de la población de entre 15 y 17 años que trabajaban en Jalisco en el 2019, para continuar con el análisis de la población que trabaja en condiciones de riesgo. En la siguiente sección se presentan los resultados del análisis descriptivo sobre la relación entre inasistencia escolar y trabajo, y posteriormente se introduce la variable del tamaño de localidad. En la siguiente parte del artículo, se presentan los resultados del análisis econométrico sobre los determinantes de la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo y de la probabilidad de abandono escolar. Finalmente presentamos las conclusiones del trabajo.

Trabajo adolescente en Jalisco: algunos hechos

En Jalisco, el total de adolescentes que trabajaban en 2019 sumó 81 521 personas, que representa el 19.84 % de la población de 15 a 17 años; 1.37 puntos porcentuales más que en el resto del país. De esa totalidad de adolescentes ocupados en Jalisco, 23 730 eran mujeres, el 29.10 %, lo que corresponde al 12.51 % de toda la población femenina de 15 a 17 años. El 70.90 % restante, fue de hombres y representó el 26.12 % de la población masculina en ese mismo rango de edad.

Esto quiere decir, que en Jalisco la probabilidad de que un hombre entre 15 y 17 años trabajara, era poco más del doble que en el caso de una mujer.

Este patrón no es lejano al comportamiento que ha ocurrido en el resto del país. A nivel nacional, excluyendo Jalisco, el 30.25 % de los adolescentes que trabajaban en 2019, eran mujeres, lo que correspondió al 11.52 % de la población femenina, mientras que, en el caso de los hombres representó el 25 % de la población masculina en esas edades. En ambos casos, ligeramente por debajo de lo que ocurrió en Jalisco (Tabla 1).

Tabla 1 Jóvenes entre 15 y 17 años ocupados y ocupados en condiciones de riesgo en Jalisco; 2019 

Jóvenes ocupados Ocupados en condiciones de riesgo
y porcentaje de ocupados
en condiciones de riesgo
Población
Total en
Jalisco
Total en
Jalisco
Porcentaje en
Jalisco
Porcentaje en
el resto del
País
Total en
Jalisco
Porcentaje
en Jalisco
Porcentaje
en el resto
del país
Hombres 221 196 57 791 26.13 25.00 47 024 81.37 94.28
Mujeres 189 697 23 730 12.51 11.52 16 974 71.53 80.88
Total 410 893 81 521 19.84 18.47 63 998 78.50 90.23

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

Así, aun cuando la diferencia entre el estado y el resto del país era poca, en Jalisco la probabilidad de que un adolescente trabajara en 2019 fue más alta que en el resto del país; tanto para hombres como para mujeres.

La decisión de que un adolescente se integre al mercado laboral podría responder a la edad de los jóvenes. En el caso de Jalisco el porcentaje de total adolescentes ocupados tiende a aumentar con la edad (Tabla 2). Este patrón, puede explicarse por el grado de concentración poblacional en las zonas urbanas. El trabajo infantil y adolescente en zonas rurales se concentra en el ámbito agropecuario y en la producción familiar, lo que permite la incorporación de los menores con más facilidad en contraste con los empleos en las zonas urbanas.10

Tabla 2 Población total de jóvenes, población ocupada y tasa de ocupación por edad en Jalisco; 2019 

Población Población ocupada
(porcentaje)
Edad Total Mujeres Hombres Total Mujeres Hombres
15 122 476 62 380 60 096 17 292
(14.12)
5 105
(8.18)
12 187
(20.28)
16 152 860 71 420 81 440 23 135
(15.13)
8 385
(11.74)
14 750
(18.11)
17 135 557 55 897 79 660 41 094
(30.31)
10 240
(18.32)
30 854
(38.73)
Total 410 893 189 697 221 196 81 521
(19.84)
23 730
(12.51)
57 791
(26.13)

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

Sin embargo, al separar por género esta tendencia ya no se sostiene para los hombres ya que la tasa de ocupación desciende cuando la edad del grupo pasa de 15 a 16 años, para luego aumentar en el grupo de 17 años. En contraste, la tasa de ocupación en las mujeres aumenta con la edad.

Aun cuando la proporción de hombres que trabajan descendió al pasar del grupo de 15 a 16 años, el número hombres de 16 que trabajaban fue mayor que el de 15 años (Tabla 2). Esto se debió a que el grupo generacional más grande en 2019 fue el de 16 años.

Otra diferencia que se observa entre hombres y mujeres es la tasa de ocupación. Si a los 15 años, de cada 100 mujeres había ocho que trabajaban, en esa misma edad, de cada 100 hombres, trabajaban veinte, es decir que la probabilidad de trabajar que tenían los hombres representaba el 247.8 % de la probabilidad de las mujeres. En el grupo de 16 años, esta diferencia se reduce: de cada 100 mujeres había cerca de 12 trabajando, mientras que, de cada 100 hombres, trabajaban 18 por lo que la probabilidad de que un hombre de esa edad estuviera trabajando era 54.26 % mayor que la probabilidad para una mujer. Finalmente, en el grupo de 17 años, la brecha entre las tasas de ocupación de hombres y mujeres vuelve a crecer; la tasa de ocupación de los hombres representó el 211.4 % de la de las mujeres. Así, por cada 100 hombres de 17 años, había casi 39 trabajando, mientras que, de cada 100 mujeres, las que trabajaban eran poco más de 18 (Tabla 2).

En cualquier edad, la probabilidad de que un hombre trabaje es al menos 50 % mayor que la probabilidad en el caso de las mujeres. En la Tabla 3 se presenta el cambio de la tasa de ocupación cuando la edad aumenta de 15 a 16 y de 16 a 17 años. Aun cuando los hombres muestran una disminución de 2.17 puntos porcentuales en la tasa de ocupación al pasar del grupo de 15 al de 16 años, mientras que en las mujeres se tuvo un aumento en 3.56 puntos porcentuales, hay un contraste muy fuerte en la magnitud de los cambios que se observan entre los 16 años y los 17. Esto implica que la incorporación al mercado laboral es mucho más acelerada para los hombres que para las mujeres y no hay que dejar considerar que esta aceleración se da antes de alcanzar la mayoría de edad.

Tabla 3 Razones de tasas de ocupación entre hombres y mujeres en y Jalisco cambios en las tasas con respecto a la edad 

Edad Razón de la tasa de ocupación
de hombres con respecto
a la de las mujeres
Cambio en la tasa de ocupación
con respecto a la edad
(puntos porcentuales)
Total Mujeres Hombres
15 2.47 - - -
16 1.54 1.02 3.56 -2.17
17 2.11 15.18 6.58 20.62
Total 2.08 - - -

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

Este proceso implicó que, mientras que la población adolescente ocupada de 16 años era 33.79 % mayor que la del grupo de 15 años, la ocupación en los jóvenes de 17 años ya sobrepasaba en 77.62 % a la ocupación en el grupo de 16 años. Estas proporciones suman un total de 57 791 hombres y 23 730 mujeres de entre 15 y 17 años, que en 2019 se encontraban trabajando en Jalisco. Es poco probable que estas cifras hayan disminuido significativamente en los últimos años, y el consecuente abandono escolar que puede estar asociado con el empleo disminuye las posibilidades de desarrollo y el ingreso futuro de los adolescentes, además de que las condiciones laborales bajo las cuales el trabajo adolescente es permitido en la gran mayoría de los casos no se cumplen. En la siguiente sección analizamos este último punto.

Trabajo en condiciones de riesgo

En el 2019, de los 81 521 adolescentes que trabajaban en Jalisco, el 78.5 % lo hacían en condiciones de riesgo o inadecuadas. Si bien este porcentaje es significativamente menor al 90.3 % que se observó en el resto del país durante el mismo año, el porcentaje no deja de ser muy alto y representó una cantidad total de 63 998 jóvenes. Casi ocho de diez empleos que proveyó el mercado laboral para los adolescentes, no cumplían con la normatividad y los acuerdos vigentes.

De quienes trabajaban en condiciones inadecuadas, poco más de la cuarta parte, el 26.52 %, eran mujeres, lo cual representó 16 974 jóvenes, mientras que los hombres sumaron 47 024. Esta proporción es similar a la participación de hombres y mujeres en el total de adolescentes que trabajaban. Mientras que en total de quienes trabajaban, por cada mujer había 2.43 hombres, entre quienes trabajaron en condiciones de riesgo, por cada mujer hubo 2.65 hombres. Estas razones son muy cercanas, por lo que podría parecer que la proporción entre quienes trabajaban en condiciones inadecuadas es solo reflejo de la proporción que guardan hombres y mujeres en la población total de trabajadores, y que no existe un fenómeno de selección de género determinado por las condiciones de riesgo. Más adelante, en el análisis econométrico, retomaremos este punto para mostrar que esto no es del todo correcto y que efectivamente existe una selección que implica una mayor probabilidad de que los hombres se incorporen a actividades en condiciones inadecuadas.

Si nos enfocamos en la población de todas las adolescentes trabajadoras, las 16 974 que lo hacían en condiciones inadecuadas representaron el 71.53 % del total. En el caso de los hombres, este porcentaje fue de 81.37 %, 10 puntos porcentuales más que en el caso de las mujeres.

Como puede observarse en la Tabla 4, al separar la población por grupos de edad, el porcentaje de hombres en condiciones laborales riesgosas siempre es más alto que en las mujeres. Estas diferencias tienden a disminuir al avanzar la edad. A los 15 años los hombres tienen una probabilidad de estar trabajando en situaciones de riesgo 19.54 puntos porcentuales por arriba de las mujeres, a los 16 años esta diferencia baja a 2.98 puntos porcentuales y vuelve a repuntar a 6.71 en los grupos de 17 años. Una diferencia muy importante entre mujeres y hombres es que la tendencia del porcentaje de trabajo en condiciones de riesgo al aumentar la edad del grupo en el caso de las mujeres es positiva, pero en el caso de los hombres es negativa. La disminución en la diferencia entre hombres y mujeres que se observa en los porcentajes de trabajadores en condiciones de riesgo cuando aumenta la edad se debe principalmente a la tendencia decreciente en los hombres mientras que en las mujeres la tendencia es creciente.

Tabla 4 Población en Jalisco de adolescentes ocupados y ocupados en condiciones de riesgo 

Edad Número de ocupados Número de ocupados en condiciones
de riesgo (porcentaje respecto
al núm. de ocupados)
Total Mujeres Hombres Total Mujeres Hombres
15 17 292 5 105 12 187 14 426
(83.43)
3 556
(69.66)
10 870
(89.19)
16 23 135 8 385 14 750 15 372
(66.44)
5 412
(64.54)
9 960
(67.53)
17 41 094 10 240 30 854 34 200
(83.22)
8 006
(78.18)
26 194
(84.90)
Total 81 521 23 730 57 791 63 998
(78.50)
16 974
(71.53)
47 024
(81.37)

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

Si bien en el caso de las mujeres la probabilidad de trabajar en situaciones inadecuadas se reduce de 89.66 a 64.54 % al pasar del grupo de 15 al de 16 años, en el grupo de 17 años vuelve a aumentar hasta un 78.18 %; 8.5 puntos por arriba de la probabilidad en el grupo de 15 años.

En cambio, en los hombres, el grupo en donde se tiene la mayor probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo es en el de 15 años, con 89.19 %. Contrariamente a lo que se esperaría de un proceso de selección en el que los adolescentes de menor edad se contratan en labores menos riesgosas, los datos muestran lo contrario. Esta tendencia negativa entre edad y porcentaje en condiciones de riesgo para el caso de los hombres llama la atención y aunque puede parecer contraintuitiva es consistente con planteamientos que argumenta que en las zonas rurales los niños y jóvenes, particularmente los hombres, se incorporan más pronto a las actividades agropecuarias cuyas condiciones generalmente no son adecuadas.11 Como veremos más adelante, en las localidades de menos de 100 000 habitantes el porcentaje de adolescentes, particularmente hombres de 15 años, que trabajan en condiciones de riesgo es muy alto y la cantidad de adolescentes que en estas localidades es más de la mitad del total, por lo que esto explica esta tendencia negativa. Otra posible explicación es que, al tener una menor edad, los adolescentes tengan también una menor capacidad de negociación de las condiciones laborales; no obstante, esto ocurriría tanto con hombres como con mujeres. De igual forma, es de esperarse que las negociaciones de contratación en los adolescentes más pequeños se lleven a cabo con la intervención de los padres o algún adulto. Este patrón, sin embargo, solo ocurre en el caso de los hombres, lo que podría indicar que en el caso de las mujeres sí hay un proceso de selección por género pero que está mediado por la edad. En ese caso, los datos podrían indicar un mayor cuidado hacia las mujeres que hacia los hombres. Estas son posibles explicaciones de lo que se observa en los datos, que, si bien no dejan de ser hipótesis, son importantes como consideraciones para el diseño e implementación de política pública y deberían de ser exploradas de manera cualitativa.

Así, a pesar de que la mayoría de las mujeres que trabajan lo hacen en labores riesgosas independientemente del grupo de edad, pareciera que existe una tendencia a cuidar que las más pequeñas se involucren en tareas con mejores condiciones y que al avanzar la edad hay mayor permisibilidad para que se incorporen en tareas que no son adecuadas para su edad. Sin embargo, en el caso de los hombres no hay evidencia alguna de una tendencia similar; de hecho, como ya se señaló, la mayor probabilidad de trabajar en condiciones inadecuadas está en el grupo de menor edad.

Trabajo adolescente e inasistencia escolar

Uno de los efectos negativos que acarrea la incorporación de los adolescentes en el mercado laboral es el abandono escolar. En el caso de Jalisco, de acuerdo con los datos de 2019, casi la cuarta parte de la población de 15 a 17 años, el 24.15 %, no asistía a la escuela. Al considerar a la población de adolescentes ocupados, el porcentaje de quienes habían dejado la escuela aumenta a 39.05. Como puede verse en la Tabla 5, en Jalisco la tasa de inasistencia fue mayor que en el resto del país, en donde se alcanzó un 21.09 %.

Tabla 5 Porcentaje de adolescentes que no asisten a la escuela en Jalisco y en el resto del país 

Edad Jalisco Resto del país
Total Mujeres Hombres Total Mujeres Hombres
15 27.18 36.13 17.89 14.93 14.17 15.63
16 21.58 20.96 22.12 20.40 19.77 20.96
17 24.32 21.07 26.60 28.00 26.32 29.69
Total 24.15 25.98 22.58 21.09 20.18 21.95

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

Esta diferencia se dio debido a que, en los adolescentes más jóvenes, de 15 y 16 años, el porcentaje que no estudiaban fue mayor que en el resto del país; no obstante, esto se revierte en el grupo de 17 años. Llama mucho la atención que la mayor diferencia entre Jalisco y el resto del país ocurrió en el grupo de 15 años, en los adolescentes de menor edad. En ese caso la tasa de inasistencia en Jalisco casi duplica a la del resto del país, alcanzando el 27.18 %.

En el grupo de 17 años, la tasa en el resto del país fue 3.68 puntos porcentuales mayor que en Jalisco, y en el grupo de 16 años quedó por debajo en 1.18 puntos porcentuales. Esto refleja un comportamiento en Jalisco muy distinto con el resto del país. Esperaríamos que la inasistencia fuera aumentando conforme la edad de los adolescentes también aumenta. Esto es lo que se observa en el resto del país, pero no ocurre así en Jalisco en donde la mayor inasistencia se da en los adolescentes de 15 años y baja abruptamente en el grupo de 17.

Este comportamiento se debe al comportamiento que ocurrió en la población de mujeres. Como puede verse en la Tabla 5, el porcentaje de hombres en Jalisco que no asisten a la escuela va aumentando con la edad, lo cual también ocurre para hombres y mujeres en el resto del país. Sin embargo, en el caso de las mujeres, en Jalisco la relación entre inasistencia y edad no es monótona y la tendencia es negativa. La mayor tasa de inasistencia se dio en el grupo de mujeres de 15 años y alcanzó un 36.13 %; esta tasa fue 2.01 veces la tasa que registraron los hombres de esa edad en Jalisco y 2.5 veces la de las mujeres de la misma edad en el resto del país. En el grupo de mujeres de 16 años, la tasa cae a 20.96 % ya muy cercana al 19.77 % para para el mismo grupo de edad en el resto del país. Finalmente, en las mujeres de 17 años, la tasa aumentó ligeramente y llegó a 21.7 % mientras que en el resto del país se observa un aumento mucho más pronunciado y se alcanzó el 28 %.

Un importante número de estudios indican que la probabilidad de abandono escolar aumenta con la edad de los adolescentes. En el caso mexicano, y a nivel nacional, Murrieta12 y más recientemente Mancha y Ayala13 observan como al aumentar la edad de los adolescentes menores a 18 años la probabilidad de dejar la escuela aumenta, y esta decisión está relacionada con la incorporación al mercado laboral.

El aumento observado de la tasa de inasistencia con el aumento de edad se explica por diferentes razones: una mayor dificultad para acceder a niveles de educación media superior, maternidad o paternidad tempranas, o un mayor costo de oportunidad de mantenerse en la escuela frente a la posibilidad de trabajar, son algunos ejemplos importantes. Evidentemente, la decisión de trabajar implica mayores dificultades para mantenerse estudiando, debido a las restricciones de tiempo, lo cual explica parcialmente el hecho de que quienes trabajan tengan mayor probabilidad de dejar la escuela.

En cuanto a las diferencias de género, y como apuntan Bassi, Busso y Muñoz, además de López-Calva y Madrid, se ha observado recientemente en diferentes países, y particularmente en Latinoamérica, que los hombres tienen una mayor propensión a abandonar los estudios a nivel secundaria y preparatoria que las mujeres.14 Esto está asociado a que también hay una mayor propensión de los hombres a iniciar su vida laboral más temprano que las mujeres. Esperaríamos entonces observar una mayor inasistencia escolar en hombres que en mujeres, que podría acentuarse en quienes trabajan.

En el caso de México, también se observa a nivel nacional que la probabilidad de dejar la escuela en este grupo de edad es mayor para los hombres que para las mujeres.15 Sin embargo, eso no ocurre en el caso de Jalisco debido a la fuerte tasa de inasistencia en las mujeres de 15 años.

Este comportamiento está relacionado con otro hecho que resalta al comparar Jalisco con el resto del país. Fuera de Jalisco las tasas de inasistencia siempre son mayores en hombres que en mujeres, y sus diferencias no son muy grandes; la mayor diferencia fue de 3.67 puntos en el caso del grupo de 17 años. Sin embargo, en Jalisco, en el grupo de 15 años la tasa de inasistencia para las mujeres estuvo 18.76 puntos por arriba de la de los hombres; y por supuesto está relacionado con la magnitud de la proporción de mujeres en esa edad que no asistían a la escuela. El comportamiento en los grupos de 16 y de 17 mantiene similitud con el resto del país; las tasas de los hombres fueron mayores en 1.16 y 5.53 puntos respectivamente, lo cual no representa un gran contraste con el resto del país.

Este comportamiento de los datos para las mujeres en Jalisco llama mucho la atención y evidencia un hecho muy importante que merece ser indagado de forma más puntual. Hay que tener muy claro que estos datos son de corte transversal y capturan el comportamiento de distintas generaciones en un mismo punto en el tiempo. Esto implica que hay un cambio muy importante en el comportamiento entre los tres cortes generacionales que estamos analizando, que indica un aumento en la propensión de deserción escolar en las mujeres en edades más tempranas, no así en el caso de los hombres y tampoco en el resto del país; que implicaría que las nuevas generaciones de mujeres son más propensas a abandonar los estudios. Para poder corroborar esto se tendrían que explorar datos temporalmente más amplios y desarrollar un análisis que va más allá del alcance de este trabajo, pero que merece llevarse a cabo en futuras investigaciones.

Así, en contraste con el promedio en el resto del país, vemos que las tasas de inasistencia son mayores en Jalisco en los grupos de 15 y 17 años con una tendencia a la baja, y en el grupo de 17 años el porcentaje de adolescentes que asiste a la escuela es mayor en Jalisco. De acuerdo con lo observado a nivel nacional, así como en otros países, es de esperar que estas tasas de inasistencia aumenten en el grupo de adolescentes que trabajan.

Tanto a nivel nacional como en Jalisco, la tasa de inasistencia escolar es mayor entre quienes trabajan que entre quienes no trabajan. En los adolescentes que trabajaban, a nivel nacional la tasa de inasistencia fue de 39.05 %, mientras que en Jalisco fue de 28.95%. Sin embargo, entre quienes no trabajaban la tasa a nivel nacional fue de 17.03 % y en Jalisco fue de 22.97 % (Tablas 6 y 7). Si bien, en Jalisco se observa un menor porcentaje de adolescentes ocupados que no estudiaban en comparación con el resto del país, pero entre quienes no trabajaban la inasistencia en Jalisco resultó mayor que en el resto del país. Esto implica que, en Jalisco, el hecho de trabajar tiene un menor impacto en la inasistencia que en el resto del país, pero además en Jalisco se observó una mayor tasa de inasistencia no relacionada con el hecho de trabajar.

Tabla 6 Porcentajes de adolescentes ocupados y no ocupados que asisten y que no asisten a la escuela a nivel nacional (descartando Jalisco) 

% Ocupados que no estudian % No ocupados que no estudian
Edad Total Mujeres Hombres Total Mujeres Hombres
15 32.25 26.75 34.61 12.14 12.97 11.29
16 34.63 29.60 36.60 17.40 18.63 16.09
17 46.28 46.97 45.95 22.20 22.60 21.68
Total 39.05 36.79 40.04 17.03 18.02 15.93

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

Tabla 7 Porcentajes de adolescentes ocupados y no ocupados en Jalisco que no asisten a la escuela 

Edad % Ocupados que no estudian % No Ocupados que no estudian
Total Mujeres Hombres Total Mujeres Hombres
15 18.56 9.62 22.31 28.60 38.50 16.77
16 16.90 28.67 10.20 22.41 19.94 24.75
17 40.10 27.52 44.28 17.45 19.62 15.42
Total 28.95 24.08 30.95 22.97 26.26 19.63

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

La Tabla 6 muestra las diferencias en las tasas de inasistencia escolar entre quienes trabajaban y quienes no trabajaban a nivel nacional descartando la población de Jalisco. En estos datos podemos observar tres patrones de comportamiento muy claros. En primer lugar, en cualquier caso, el porcentaje de inasistencia escolar aumenta con la edad del grupo. En segundo lugar, el porcentaje de adolescentes que no estudian es siempre mayor en el grupo que trabaja en comparación con el grupo de quienes no trabajan. Finalmente, se puede observar que el porcentaje de inasistencia entre quienes trabajan es mayor para los hombres que para las mujeres, pero en los adolescentes que no trabajan, son las mujeres las que tienen una mayor propensión al abandono escolar.

Algunos de estos patrones, sin embargo, no se observan en el caso de Jalisco. Si consideramos la totalidad de adolescentes en el estado, al igual que en el resto del país, el porcentaje que no asiste a la escuela es mayor entre quienes trabajan que entre quienes no trabajan. Sin embargo, al separar por grupos de edad, en los grupos de menor edad la tasa de inasistencia escolar es mayor entre quienes no trabajan que en los adolescentes que sí lo hacen. En los adolescentes de 15 años, el porcentaje de quienes no asiste a la escuela es 10.04 puntos porcentuales más alto entre quienes no trabajan en comparación con quienes trabajan, mientras que, en el grupo de 16 años, la diferencia es menor, de 6.49 puntos, pero sigue siendo mayor la inasistencia entre quienes no trabajan. Es únicamente en el grupo de 17 años, donde se observa una tasa de inasistencia mayor entre quienes trabajan; en ese caso la diferencia es de 22.65 puntos porcentuales, una diferencia cercana a lo observado en el resto del país (Tablas 6 y 7).

Al separar por sexo, podemos ver dos patrones importantes. El primero es que, entre quienes trabajan, los hombres tienen una mayor tasa de inasistencia que las mujeres. Sin embargo, entre quienes no trabajan son las mujeres las que tienen un mayor porcentaje de inasistencia escolar, lo cual también ocurre a nivel nacional (Tablas 6 y 7). La brecha entre hombres y mujeres en ambos casos, pero más aún entre quienes no trabajan, es más amplia en Jalisco que en el resto del país. Igualmente, en el grupo que no trabaja, tanto en hombres como en mujeres, las tasas de inasistencia son mayores en Jalisco que en el resto del país. Sin embargo, entre quienes trabajan, el abandono escolar tanto en hombres como en mujeres es menor en Jalisco que en el resto del país.

El segundo patrón que vemos en Jalisco es que en los hombres la probabilidad de inasistencia escolar es significativamente mayor cuando se trabaja que cuando se está desocupado, pero esto no ocurre con las mujeres. En los hombres ocupados, el porcentaje que no estudia es de 30.95 en comparación con el 19.63 % que corresponde a quienes no trabajan. En las mujeres, la inasistencia fue mayor entre quienes no trabajaban que entre quienes estaban ocupadas. El 26.26 % de las mujeres que no trabajaban, tampoco estudiaban, mientras que en el grupo que sí trabajaba el 24.08 % no asistía a la escuela. Si bien, el abandono escolar en los hombres que trabajan es menor en Jalisco que en el resto del país, entre quienes no trabajan, es mayor, y esto mismo ocurre con las mujeres.

Al separar las tres cohortes generacionales, podemos observar que el comportamiento que se ha descrito en el caso de las mujeres se origina en el grupo más joven; ese comportamiento sólo ocurre en las adolescentes de 15 años, mientras que en los otros dos grupos de edad la probabilidad de inasistencia aumenta al incorporarse al mercado laboral. Como vemos en la Tabla 7, es en el grupo de 15 años en el que la diferencia en el porcentaje de quienes no asisten a la escuela aumenta de 9.62 entre quienes trabajan, a 38.5 entre quienes no trabajan. En los otros dos grupos de edad la probabilidad de abandono escolar desciende en alrededor de 9 puntos porcentuales cuando las adolescentes no trabajan.

Como ya señalamos los datos muestran que, en el caso de las mujeres, en el grupo de 15 años hay la mayor tasa de inasistencia escolar ocurrió en el grupo de 15 años, además, como podemos ver en la Tabla 7, esa tasa de inasistencia tan alta tiene que ver muy poco con la incorporación al mercado laboral de las adolescentes. Así, en Jalisco, en 2019 en el corte generacional de 15 años una proporción muy alta de mujeres no asistía a la escuela y la alta magnitud de esa tasa parece no deberse a una decisión por trabajar.

Algo similar ocurre en el grupo de hombres de 16 años, aunque con una menor magnitud.

Aunque en el total de la población de hombres la probabilidad de abandono escolar es mayor en quienes trabajan, esto solo se sostiene en los grupos de 15 y 17 años, no así en el grupo de 16. En ese caso el 24.75 % de los quienes no trabajaban, tampoco asistían a la escuela, mientras que el porcentaje de inasistencia entre quienes sí trabajaban fue de 10.2 %. Aun cuando este comportamiento no es el esperado, no es suficientemente fuerte como para reflejarse en el comportamiento agregado como sí ocurre en el caso de las mujeres.

Estos mismos comportamientos implican evidentemente que la relación entre edad e inasistencia escolar no es estrictamente creciente, pero sí se mantiene cierta tendencia positiva.

Entre quienes trabajan, podemos observar que en las mujeres al aumentar la edad la tasa de inasistencia tiende a crecer, y pasa de 9.62 a 27.52 % del grupo de 15 al grupo de 17 años. No obstante, en la cohorte de 16 años, se registra una mayor tasa que en la de 17 años, aunque la diferencia es apenas de 1.15 puntos porcentuales. En los hombres ocupados la tendencia también es positiva, pero a diferencia con las mujeres, al pasar del grupo de 15 años al de 16, hay una caída fuerte en la tasa y de 22.31 en los adolescentes de 15 años, en los de 16 se reduce a más de la mitad, al 10.2 %, para luego aumentar a 44.28 % en el grupo de 17 años.

En el caso de los adolescentes que no trabajan, en las mujeres observamos una tendencia claramente negativa entre la edad y la tasa de inasistencia, con una tasa muy alta en el grupo de 15 años que ya hemos referido líneas atrás. En los hombres, si bien la inasistencia aumenta de los 15 a los 16 años, en el grupo de 17 años vuelve a disminuir por debajo de la tasa observada en el grupo de 15 años. Este comportamiento, junto con la caída en la tasa entre el grupo de 15 y 16 años de mujeres, son hechos no esperados que tuviesen que explorarse con más detalle en futuros análisis.

Así, en comparación con el resto del país, en Jalisco la tasa de inasistencia no necesariamente es mayor en quienes trabajan y esto ocurre tanto en mujeres como en hombres. Tampoco observamos un vínculo claro de la inasistencia escolar con el aumento en la edad de los adolescentes, como sí se observa en el resto del país; esto tanto en quienes trabajan como en quienes no lo hacen. Los datos indican que, en el caso de Jalisco, la decisión de dejar la escuela está menos involucrada con la de trabajar. Estos hechos no solo difieren de lo que se observa en el resto del país, sino que, al menos en este nivel de agregación, resultan contraintuitivos, por lo que tendríamos que analizarlos con mayor detalle.

Más adelante, en el análisis de regresión, incorporamos otras variables que median en esta relación y encontramos que efectivamente el hecho de trabajar afecta negativamente la asistencia escolar. Aun así, estos datos revelan que la decisión de trabajar, si bien, tiene este efecto en la asistencia escolar, no es la principal variable que determina la decisión de dejar la escuela.

El efecto del tamaño de la localidad

La posibilidad para incorporarse al mercado laboral y las condiciones de trabajo, están determinadas por tanto por el tipo de actividades económicas y productivas en cada localidad, así como el tamaño mismo de la localidad.

Como puede verse en la Gráfica 1, la población de adolescentes está concentrada en las localidades de más de 100 000 habitantes y representa el 49.78 % del total. La otra mitad de adolescentes se encuentran principalmente en localidades con menos de 15 000 habitantes, donde se agrupa el 43.4 %.

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

Gráfica 1 Población total de adolescentes y número de adolescentes ocupados, por tamaño de localidad 

La composición de la población según su sexo es similar en los distintos tamaños de localidad. En todos los casos, la concentración de mujeres es un poco menor que la de hombres. La menor diferencia se encuentra en las localidades de más de 100 000 habitantes con un 47.94 % de mujeres, mientras que el menor porcentaje, de 41.98, se observa en las localidades de entre 2 500 y 15 000 personas.

A pesar de que estás diferencias no son grandes, el comportamiento de las proporciones de adolescentes ocupados sí tiene cambios importantes cuando varía el tamaño de la localidad.

Si se considera la totalidad de adolescentes, la tasa de ocupación tiende a aumentar cuando disminuye el tamaño de la localidad. Esto es consistente argumentos como los de Edmonds y Theoharides16 o Carter17, y Murrieta18 para el caso de México, que señalan cómo las condiciones de producción y de negocios familiares en el sector agropecuario y el contexto rural, facilitan la incorporación de los niños y adolescentes en el mercado laboral a más temprana edad que en las zonas urbanas.

En la Tabla 8 se puede ver como el mayor porcentaje de la población de adolescentes trabajadores se localiza en las localidades más pequeñas; las de menos de 2 500 habitantes. En estas localidades se alcanza una tasa de ocupación de 31.92 %, mientras que, en las localidades de más de 100 000 habitantes, la tasa es de 17.78. Esto evidencia una incorporación más temprana al mercado laboral en localidades pequeñas en donde las tasas de ocupación son mayores independientemente de la edad de los adolescentes (Tabla 9). Esto refleja una mayor demanda de trabajo no calificado en las localidades pequeñas. la incorporación de los niños a negocios y actividades productivas familiares, menores costos de acceso y transporte, y una mayor facilidad de coincidencia entre oferta y demanda de trabajo ya que los mercados son más compactos. Pero también refleja costos de oportunidad menores por el lado de la oferta de trabajo: el bajo retorno educativo en el mercado laboral local y la falta de alternativas educativas, son factores importantes que determinan una mayor incorporación temprana al trabajo.

Tabla 8 Población de adolescentes y población ocupada en Jalisco por tamaño de la localidad en la que habitan 

Tamaño de la
localidad
Población Población ocupada
(porcentaje)
Total Mujeres Hombres Población total Mujeres Hombres
Más de 100 000 hab. 175 640 84 219 91 421 31 236
(17.78)
14 811
(17.59)
16 425
(17.97)
De 2 500-99 999 hab. 153 731 71 102 82 629 24 265
(15.78)
5 817
(8.18)
18 448
(22.33)
Menos de 2 500 hab. 81 522 35 176 46 346 26 020
(31.92)
3 102
(8.82)
22 918
(49.45)

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

Tabla 9 Distribución de la población por edad y por tamaño de localidad en Jalisco 

Tamaño de localidad Edad Porcentaje del
total población
Porcentaje de
mujeres
Porcentaje de
hombres
Más de 100,000 hab. 15 25.07 20.41 29.36
16 35.37 39.37 31.68
17 39.57 40.22 38.96
100 100 100
Menos de 100,000 hab. 15 33.35 42.52 25.78
16 38.57 36.00 40.69
17 28.08 21.47 33.53
100 100 100

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

Un rasgo que podemos observar en las localidades de menos de 100 000 habitantes es la baja tasa de ocupación, de 8.82 %, que tienen las mujeres, y que contrasta fuertemente con el 22.33 % de los hombres (Tabla 8). Mientras tanto, en las localidades con mayor población la tasa de ocupación de las mujeres es mucho más alta que en las localidades chicas, y muy cercana a la de los hombres: 17.58 y 17.96 % respectivamente. En las localidades con menos habitantes la tasa de ocupación de las mujeres no pasa del 8.82 % que contrasta con tasas de al menos de 22.33 % para los hombres.

Otro hecho que llama la atención es que, en el caso de los hombres, al disminuir el tamaño de la localidad la tasa de ocupación tiende a aumentar de manera importante hasta llegar prácticamente al 50 % en las localidades más pequeñas (Tabla 8). Contrariamente, como ya se mencionó, la tasa de ocupación de las mujeres tiende a bajar al reducirse el tamaño de la localidad.

Uno de los factores que pudiera estar determinando los diferentes comportamientos que se desprenden del tamaño de la localidad, podría ser la distribución de la población de adolescentes de acuerdo con su edad. Si a mayor edad hubiese una mayor propensión a ingresar al mercado laboral, y la distribución de la población por edad estuviera sesgada hacia lados opuestos en las localidades chicas y grandes, esta distribución podría afectar también las diferencias en las tasas de ocupación por tamaño de localidad. De acuerdo con los datos en la Tabla 9, se puede ver que la distribución de la población en el caso de las mujeres en localidades de más de 100 000 habitantes está más concentrada en los 17 años, con un promedio de edad de 16.20 años, mientras que en las localidades de menos de 100 000 habitantes la población se concentra en los 15 años, por lo que la edad promedio de las mujeres en estas comunidades es de 15.79 años. Además, el sesgo es más fuerte en las localidades grandes que en las pequeñas. Esto es un factor que contribuye a que la tasa de ocupación de las mujeres sea mayor en las localidades grandes.

En el caso de los hombres, en las localidades grandes hay una concentración mayor de los adolescentes de 17 años al igual que en el caso de las mujeres, aunque con un sesgo menor. El promedio de edad en este caso es de 16.10 años. Sin embargo, en las comunidades de menos de 100 000 habitantes la distribución tiende a ser más simétrica y el porcentaje más alto de la población se encuentra en los 16 años, con lo que el promedio de edad resulta en 16.08. En este caso es el tipo de actividad laboral lo que explica la mayor tasa de ocupación de los hombres en localidades pequeñas.

Esto se puede constatar con los datos de la Tabla 10, que muestra cómo, tanto en localidades grandes como pequeñas, la propensión a trabajar aumenta con la edad cuando consideramos la población total de adolescentes, pero cómo esta tendencia se sostiene únicamente para las mujeres, pero no para los hombres.

Tabla 10 Porcentaje de adolescentes ocupados por tamaño de localidad y edad en Jalisco 

Tamaño de la localidad Edad Total Mujeres Hombres
Más de 100 000 hab. 15 13.74 11.53 15.15
16 12.25 14.12 10.12
17 25.29 24.05 26.47
Menos de 100 000 hab. 15 14.33 6.91 24.42
16 17.11 9.68 22.52
17 35.60 9.17 49.55

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

En el caso de los hombres, la participación laboral es significativamente mayor en las localidades de menor tamaño lo cual responde a la estructura de los mercados laborales. Los datos en la Tabla 10 muestran cómo al aumentar la edad, la incorporación al mercado laboral es mayor en las localidades más pequeñas.

En el caso de las mujeres, la tasa de ocupación es mayore en las localidades grandes en los tres grupos de edad. Pareciera entonces que las mujeres tienden a incorporarse menos a labores ligadas al sector agropecuario y muy probablemente más en aquellas del sector de servicios. Además, el crecimiento de la propensión a trabajar conforme aumenta la edad también es mayor en localidades grandes, mientras que en las localidades de menos de 100 000 habitantes la propensión casi no crece y se mantiene por debajo del 10 %.

En el caso de los hombres, el aumento de la tasa de ocupación es mucho mayor en localidades de menos de 100 000, y llega a alcanzar el 49.55 % de la población de adolescentes de 17 años. Esto conlleva a una diferencia muy amplia entre las tasas de ocupación de hombres y mujeres en las localidades de menos de 100 000 habitantes, mientras que en las localidades grandes las diferencias son muy pequeñas.

En cuanto a los porcentajes de adolescentes que trabajan en condiciones de riesgo en localidades grandes y pequeñas, en cualquier caso, es alta y es mayor en las localidades de más de 100 000 habitantes, donde alcanza el 81.07 %, mientras que en localidades con menos de 100 mil personas el porcentaje es de 76.52. Como puede verse en la Tabla 11, la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo se mantiene mayor en las localidades grandes, tanto cuando se trata de hombres como cuando se trata de mujeres, y como ya se ha mencionado la probabilidad siempre es mayor para los hombres.

Tabla 11 Adolescentes ocupados en condiciones de riesgo en Jalisco por edad y tamaño de localidad 

Tamaño de la localidad Edad Ocupados en riesgo Porcentaje en riesgo sobre
el total de ocupados
Más de 100 000 hab. Total Mujeres Hombres Total Mujeres Hombres
15 4 715 1 485 3 230 77.96 74.92 79.44
16 6 032 3 713 2 319 79.24 79.32 79.12
17 14 575 5 914 8 661 82.93 72.58 91.86
Total 25 322 11 112 14 210 81.07 75.03 86.51
Menos de 100 000 hab. 15 9 711 2 071 7 640 86.37 66.31 94.08
16 9 340 1 699 7 641 60.17 45.87 64.65
17 19 425 2 092 17 333 82.60 100.00 80.90
Total 38 476 5 862 32 614 76.52 65.72 78.84

Fuente: elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, INEGI.

Al separar por grupos de edad, no se observa ningún patrón claro. En el caso de las mujeres, pareciera que la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo en localidades grandes es relativamente estable en los diferentes grupos de edad, mientras que en localidades pequeñas tiende a incrementarse de manera importante, y pasa del 66.31 % en las mujeres de 15 años hasta el 100 % en el grupo de 17 años de mujeres.19

En el caso de los hombres tiene cierta tendencia creciente en las localidades grandes, y quienes tienen mayor probabilidad a trabajar en condiciones riesgosas son los de mayor edad, que alcanzan un 91.86 %. Sin embargo, llama la atención que, en las localidades pequeñas, quienes tienen una mayor propensión a trabajar en malas condiciones son los de hombres de 15 años, con un porcentaje que llega al 94.08 mientras que para los de mayor edad el porcentaje es de 80.9. Aun cuando las tasas de trabajo en riesgo son altas en las tres edades, este hecho es relevante y tendría que analizarse con más detalle para lo que se requeriría un mejor levantamiento de datos cuantitativos, así como de un análisis cualitativo.

Análisis de econométrico

Tanto en el caso de la relación entre la ocupación y la inasistencia escolar, en la que en Jalisco observamos una relación no muy intuitiva, como en el caso del efecto que pueden tener el tamaño de la localidad, edad y sexo sobre la probabilidad de que quienes trabajen lo hagan en condiciones inadecuadas o de riesgo, pueden estar determinadas por la interacción de otras variables. Al considerar los efectos que otras variables pueden tener sobre la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo y de la asistencia escolar, podemos aislar con mayor precisión las diferencias que puede haber entre hombres y mujeres, así como entre grupos de diferentes edades y que habitan en diferentes tamaños de localidad. Para analizar el efecto que estas variables tienen sobre la probabilidad de asistencia escolar, como sobre la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo, estimamos diferentes modelos logísticos. La especificación de estos modelos se presenta en el Anexo 1, y en la Tabla 11 se describen las variables empleadas en el análisis econométrico. Los datos, al igual que los empleados para el análisis descriptivo anterior, provienen de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019.

Tabla 12 Descripción de variables 

Variable Descripción
asis_esc Variable dicotómica que toma el valor de cero si el niño no asiste a la escuela y 1 si asiste a la escuela.
menor_ocupado Variable dicotómica que toma el valor de 1 si el niño trabaja y cero si no trabaja.
edad Edad del niño en número de años cumplidos.
sexo Variable dicotómica que toma el valor de cero si el niño es hombre y 1 si es mujer.
loc100 Variable dicotómica que toma el valor de 1 si la localidad donde vive el niño tiene una población mayor o igual a 100 000 habitantes, y cero en otro caso.
loc15 Variable dicotómica que toma el valor de 1 si la localidad donde vive el niño tiene una población entre 14 999 y 100 000 habitantes, y cero en otro caso.
loc2.5 Variable dicotómica que toma el valor de 1 si la localidad donde vive el niño tiene una población entre 2 499 y 15 000 habitantes, y cero en otro caso.
h_mono_m Variable dicotómica que toma el valor de 1 si el hogar es monoparental con jefatura de familia femenina, y cero en otro caso.
h_mono_h Variable dicotómica que toma el valor de 1 si el hogar es monoparental con jefatura de familia masculina, y cero en otro caso.
h_bip_h Variable dicotómica que toma el valor de 1 si el hogar es biparental con jefatura de familia masculina, y cero en otro caso.
tam_h Número de personas que viven en el hogar además del niño.
esc_jefe_2 Variable dicotómica que toma el valor de 1 si el jefe de familia tiene escolaridad de secundaria, y cero en otro caso.
Esc_jefe_3 Variable dicotómica que toma el valor de 1 si el jefe de familia tiene escolaridad de preparatoria, y cero en otro caso.
Esc_jefe_4 Variable dicotómica que toma el valor de 1 si el jefe de familia tiene escolaridad mayor a preparatoria, y cero en otro caso.
menorocup_sexo Variable dicotómica que toma el valor de 1 si el niño trabaja y es mujer, y cero en otro caso. Variable de interacción, igual a menor_ocupado*sexo.
Edad_sexo Variable de interacción, igual a edad*sexo. Toma los valores de la edad de la persona en el caso de que se trate de una mujer, y cero en otro caso.
asist_sexo Variable dicotómica de interacción que toma el valor de 1 si el niño es mujer y asiste

Fuente: elaboración propia.

Análisis de la asistencia escolar

Como muestra el análisis que hasta ahora hemos presentado, el impacto que tiene el hecho de que un niño trabaje o no trabaje sobre la decisión de continuar estudiando, está mediado por el sexo o la edad de los adolescentes. Sin embargo, existen otras variables que también pueden influir en la decisión de continuar estudiando y que por lo tanto determinan la magnitud con la que el hecho de trabajar afecta la probabilidad de asistir a la escuela.

Con el fin de considerar estos efectos en nuestro análisis, realizamos una regresión con un modelo logístico donde la variable dependiente es la probabilidad de asistencia escolar. Las variables independientes y de control son la edad y el sexo del adolescente, el hecho de que esté o no esté empleado, el tamaño de la localidad, el número de miembros en el hogar además del niño, el hecho de que el hogar sea monoparental o biparental y si la jefatura del hogar se considera femenina o masculina, así como el nivel de escolaridad del jefe del hogar.

La Tabla 13 presenta los resultados del análisis de regresión para dos modelos. El primero no incluye interacciones de las variables; el segundo incluye únicamente la variable de interacción entre menor empleado y sexo. La variable de interacción nos permite analizar si existe alguna diferencia entre hombres y mujeres, en el efecto que tiene el hecho de estar empleado sobre la asistencia escolar. Para los dos modelos, todas las variables son significativas a un 99 % y los resultados respaldan el análisis descriptivo que presentamos en secciones anteriores.

Tabla 13 Resultados de modelos Logit sobre la probabilidad de asistir a la escuela 

Modelo I Modelo II
Coeficiente coeficiente
cons -160.1540
8.15278
-141.2816
8.18251
menorocupado -0.2577
0.00964
-0.5267
0.01208
sexo -0.0960
0.00777
-0.2408
0.00876
eda -9.9342
0.51031
-8.7512
0.51217
edasq 80.3605
4.08023
70.9452
4.09502
locmas100 0.2811
0.01011
0.2072
0.01034
loc15 0.1979
0.01166
0.1398
0.01180
loc2ymedio 1.1021
0.01495
1.0603
0.01507
h_mono_mujer -0.7634
0.01888
-0.7810
0.01904
h_mono_hombre -1.5604
0.02220
-1.6445
0.02247
h_pa_y_ma_hombre -0.6983
0.01707
-0.7398
0.01725
p_tot -0.1078
0.00188
-0.1051
0.00189
grado_esc_jefe_3 -0.2831
0.00875
-0.2668
0.00878
grado_esc_jefe_4 0.3315
0.01292
0.3246
0.01293
grado_esc_jefe_5 1.0307
0.03006
0.9618
0.03011
menorocupsexo 0.7452
0.02067

obs 410,893 410,893
chi 2 23098.79 24441.34
Pseudo R2 0.0508 0.0538

Fuente: Errores estándar robustos en paréntesis; Todos los resultados son significativos al 0.99.

Controlando por edad de los adolescentes, sexo, tamaño de la localidad donde habitan, características del hogar como su tamaño, el sexo de la jefatura del hogar, la escolaridad del jefe del hogar y el que el hogar sea monoparental o no, el modelo sin la variable de interacción indica que el hecho de que el adolescente trabaje disminuye la probabilidad de que siga asistiendo a la escuela. Así, independientemente de que en el análisis descriptivo de las secciones anteriores la probabilidad de no asistir a la escuela no deja de ser importante aun cuando los adolescentes no trabajen y donde este comportamiento no es tan claro para los diferentes grupos de edad, el resultado inferencial implica que el trabajar efectivamente es un factor que sí disminuye la probabilidad de continuar estudiando aun considerando las diferencias por edad.

El modelo incluye una variable de edad al cuadrado que es significativa al igual que la edad, lo que confirma que, controlando por el resto de las variables, no hay una relación lineal con la edad; es decir, la relación no es estrictamente creciente o decreciente entre la edad y la probabilidad de asistir a la escuela, sino que en un rango es decreciente para luego invertirse. En cuanto al tamaño de la localidad, en donde hay una mayor probabilidad de abandono escolar es en las localidades de menos de 2 500 habitantes. Sin embargo, la probabilidad de asistencia escolar no aumenta con el tamaño de la población; en las poblaciones de entre 15 mil y 100 mil habitantes es donde la probabilidad de asistir a la escuela es más alta, mientras que en las localidades de más de 100 mil personas la probabilidad es más baja, aunque mayor que en las localidades más pequeñas. Es posible que esto se deba a las oportunidades laborales y su contraste con las oportunidades de continuar estudiante y las expectativas en el retorno educativo. Si bien, en localidades grandes pueden existir más alternativas de continuar estudiando, también hay oportunidades de trabajo que frente a las expectativas que pueden tener los adolescentes de retorno escolar, sean más atractivas que la continuidad escolar. En las comunidades pequeñas, las oportunidades de continuar estudiando son más escasas y costosas y aun cuando el retorno laboral sea relativamente bajo, puede ser suficiente para atraer a los adolescentes al mercado de trabajo. En contraste en localidades intermedias, podría ocurrir que las oportunidades de continuidad escolar sean mayores y menos costosas que en las localidades pequeñas, pero la percepción de los retornos laborales podrías seguir siendo bajos y menores que la percepción del retorno escolar, por lo que la decisión de trabajar ocurre con menor frecuencia.

Al aumentar el número de miembros del hogar, la probabilidad de asistencia escolar disminuye. Este mismo resultado se obtuvo al incluir la variable del número de personas menores a 18 años, lo cual indica que, al aumentar el número de hermanos menores de edad, es más probable que los adolescentes abandonen la escuela. Es en los hogares monoparentales con jefatura masculina, donde la probabilidad de inasistencia es mayor. Esta probabilidad es menor en los hogares monoparentales con jefatura femenina y disminuye aún más en los hogares biparentales con jefatura masculina. Finalmente, donde hay una menor probabilidad de abandono escolar es en los hogares biparentales con jefatura femenina. Esto podría evidenciar un mayor interés y procuración de las jefaturas femeninas por incentivar la continuidad educativa de los hijos adolescentes, así como una mayor dificultad para sostener esta continuidad en los hogares con un solo padre o madre.

Al incluir la variable de interacción entre el hecho de estar ocupado o no y el sexo, lo que se confirma es que el efecto que tiene el hecho de trabajar afecta de forma diferente a los hombres que a las mujeres. El parámetro de esta variable mide la diferencia de la probabilidad de inasistencia escolar entre los hombres y las mujeres que sí trabajan. El valor estimado del parámetro para esta variable es positivo, lo que indica que el hecho de estar empleado aumenta la probabilidad de inasistencia escolar con más fuerza en el caso de los hombres que en el caso de las mujeres, algo que ya se había observado en el análisis descriptivo pero que había que confirmar, dado que este efecto no se había aislado de otras variables como sí lo hacemos en el análisis inferencial.

Análisis de la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo

Para analizar los determinantes de la probabilidad de que un adolescente que trabaje lo haga en condiciones inadecuadas o de riesgo, consideramos en las variables explicativas o de control, la asistencia escolar además de las mismas que utilizamos en el análisis de regresión anterior, con excepción del estatus de empleo. De igual forma consideramos un modelo más, en el que incluimos dos variables de interacción: una para sexo y edad, y otra para asistencia escolar y edad.

Como ya se explicó en párrafos arriba, estas variables nos permiten corroborar diferencias en los impactos, en este caso, que las diferencias de sexo y de la asistencia escolar tienen sobre la probabilidad de trabajan en condiciones de riesgo, para diferentes edades de los adolescentes. Los resultados de ambos modelos se presentan en la Tabla 14.

Tabla 14 Resultados de modelos Logit sobre la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo 

Modelo I Modelo II
Coeficiente Coeficiente
cons 2.4710
(0.23427)
7.3347
(0.28515)
asisteescuela -2.6216
(0.03768)
-3.4378
(0.05133)
sexo -0.1045
(0.02410)
-14.0922
(0.47433)
eda -0.0902
(0.01327)
-0.3473
(0.01615)
locmas100 0.4792
(0.02772)
0.3620
(0.02803)
loc15 0.0947
(0.03449)
0.1650
(0.03590)
loc2ymedio 0.5630
(0.04026)
0.7648
(0.04262)
h_mono_mujer 0.3199
(0.04365)
0.3843
(0.04527)
h_mono_hombre -1.2190
(0.05562)
-1.4733
(0.05805)
h_pa_y_ma_hombre 0.7241
(0.04168)
0.7625
(0.04362)
p_tot 0.2973
(0.00501)
0.3011
(0.00511)
grado_esc_jefe_3 0.4309
(0.02691)
0.4500
(0.02843)
grado_esc_jefe_4 1.0197
(0.05032)
0.9245
(0.04998)
sexoedad 0.7546
(0.02845)
asistesexo 2.0271
(0.07756)
Obs. 81,092 81,092
Chi 2 16210.8 17411.51
Pseudo R2 0.1915 0.2057

Fuente: Errores estándar robustos en paréntesis: Todos los resultados son significativos al 0.99.

Todos los efectos que se presentan en la Tabla 14 son significativos al 99 %, tanto para el modelo I como para el modelo II que incluye las variables de interacción. Hay que observar que al introducir las variables de interacción no se alteran los signos ni el grado de significancia de ninguna variable independiente.

De acuerdo con estos resultados, la variable sexo tiene un efecto negativo, lo cual indica que los hombres tienen una mayor probabilidad de trabajar en condiciones inadecuadas que las mujeres. Sin separar el efecto de la asistencia escolar entre hombres y mujeres, el resultado del modelo I para la variable de asistencia escolar señala que un adolescente que trabaja, pero que sigue asistiendo a la escuela, tiene mayor probabilidad de trabajar en condiciones adecuadas que los quienes han dejado la escuela. Muy posiblemente esto se deba a que al asistir a la escuela el tiempo disponible para trabajar está más restringido y esto disminuya el tiempo de trabajo a jornadas más adecuadas para los menores, pero también puede señalizar una preferencia más fuerte o una mayor posibilidad en algunos hogares para cuidar más del desarrollo de sus jóvenes y niños.

Los resultados para la variable de interacción entre sexo y asistencia escolar en el modelo II, indica que el hecho de asistir a la escuela, si bien disminuye la probabilidad de trabajar en condiciones inadecuadas, tiene un mayor impacto para las mujeres que para los hombres: el asistir a la escuela disminuye más la probabilidad de trabajar en malas condiciones en las mujeres que en los hombres. Lo relevante es que, en este caso, la asistencia escolar sigue siendo un factor que disminuye la probabilidad del trabajo inadecuado tanto para hombres como para mujeres.

Podría llamar la atención que, en modelo I, los resultados indican que la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo es más alta para los adolescentes de menor edad como ya se podía inferir en el análisis descriptivo, pero ahora aislando este efecto de los efectos del resto de variables de control. Aunque este efecto es relativamente pequeño, la probabilidad de trabajar en condiciones inadecuadas tiende a ser menor al aumentar la edad. Esto podría explicarse por diferentes razones. Una puede ser que, al iniciar más temprano la vida laboral, las personas tienen una menor capacitación y por lo tanto el tipo de empleos a los que pueden acceder tienen un componente de trabajo físico más intensivo que puede relacionarse con condiciones no óptimas para los adolescentes. De igual forma al incorporarse a una edad más temprana a las actividades laborales, es más probable que los adolescentes lo hagan en condiciones de informalidad e incluso de clandestinidad que están vinculadas con labores más riesgosas y en donde las condiciones de trabajo están menos cuidadas y supervisadas. Otra posible explicación es que, al aumentar la edad, la capacidad de seleccionar o incluso de negociar condiciones más favorables puede ser mayor. Estos factores pueden explicar esta tendencia.

En el modelo II, al introducir la variable de interacción de edad y sexo para separar el efecto que tiene la edad entre hombres y mujeres, se confirma que es distinto. Aunque el efecto de la edad sigue siendo negativo en el caso de los hombres: es más probable que un hombre pequeño trabaje en condiciones riesgosas que uno de mayor edad. En el caso de las mujeres esta tendencia se revierte y se hace positiva; en ese caso al disminuir la edad de las adolescentes, la probabilidad de trabajar en situación de riesgo también baja. Sin embargo, la introducción de esta variable de interacción también altera de manera importante el valor del parámetro para la variable sexo que se estima en el modelo I que no tiene interacciones. Estos resultados indican que, si bien en las mujeres la probabilidad de riesgo crece con la edad, esta probabilidad es mucho menor en el caso de las adolescentes más pequeñas que en el caso de los hombres de esa misma edad, por lo que aun cuando la probabilidad en las mujeres aumenta con la edad mientras que la de los hombres disminuye, sigue siendo menos probable que una mujer trabaje en condiciones de riesgo en comparación con un hombre, esto independientemente de la edad que tengan. Esto implica que hay un proceso de selección, y posiblemente de autoselección, en el que se cuida más a las mujeres que a los hombres en cuanto a las condiciones en las que se les emplea, y esto se refuerza en edades más tempranas.

Como ya mencionamos, el tamaño de la localidad está asociado al tipo de empleos que se ofertan, y por lo tanto a las condiciones laborales. De acuerdo con los resultados, y controlando por variables como el sexo, la asistencia escolar y otras condiciones de los hogares, en las poblaciones de 2 500 a 15 000 habitantes es donde la probabilidad de trabajar en condiciones inadecuadas es mayor. Le siguen las localidades con más de 100 000 habitantes, mientras que en las comunidades de menos de 2 500 habitantes es donde la probabilidad de trabajar en condiciones inadecuadas es la más baja. Este resultado contrasta con los datos presentados de la Tabla 9, en los que se presentan porcentajes de población y en donde únicamente se separan por sexo de los adolescentes, pero esas proporciones no aíslan los efectos que tiene el tamaño de la población de los efectos que pueden tener otras variables como la asistencia escolar y algunas condiciones y características de los hogares. Así, si bien, la proporción de adolescentes que trabajan en riesgo es efectivamente mayor en localidades de más de 100 000 habitantes como se muestra en la Tabla 9, al eliminar el efecto que variables como la asistencia escolar, el sexo o el tamaño de la familia, tienen sobre la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo, lo que encontramos es el hecho de que un adolescente que trabaje en una localidad de entre 2 500 y 15 000 habitantes tiene una mayor probabilidad de hacerlo en condiciones inadecuadas, que quienes se encuentran trabajando en una localidad más grande.

Estos resultados son importantes para entender, o al menos tener una aproximación, del comportamiento del trabajo adolescente y las condiciones que prevalecen en el estado de Jalisco. Sin embargo, estamos claros que es necesario llevar a cabo más estudios tanto cualitativos como cuantitativos, en particular es necesario generar información estadística con representatividad local para poder entender con mayor claridad y poder cuantificar con más certeza los efectos que diferentes determinantes pueden tener sobre este fenómeno. No obstante, aún con las limitaciones de nuestros datos, y en particular las limitaciones de representatividad de la muestra estatal de la ENTI 2019, consideramos que esta información es de importancia y utilidad para diseñar políticas de atención a problemáticas que pudieran derivarse del trabajo adolescente en el estado de Jalisco.

Conclusiones

En este trabajo presentamos un análisis de las condiciones del trabajo adolescente en Jalisco a partir de los datos de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019, centrándonos en dos temas relevantes, su relación con la continuidad escolar y las condiciones de riesgo en las que la mayoría del trabajo ocurre, considerando diferencias de género y el tamaño de la localidad donde se habita. La importancia de estos dos temas radica no solo en el impacto contemporáneo que tiene en la vida de los niños y jóvenes, sino también en las posibles consecuencias que puede tener en el desarrollo y las condiciones de vida futura de los jóvenes. Los resultados que muestra son importantes para entender el comportamiento del trabajo adolescente y las condiciones que prevalecen en el estado de Jalisco.

El análisis muestra la existencia de diferencias importantes en las relaciones entre trabajo, asistencia escolar y condiciones laborales riesgosas, no solo cuando se trata de hombres y mujeres, sino entre diferentes grupos de edad y en localidades de distintos tamaños.

En contraste con el resto del país la tasa de ocupación en adolescentes de 15 a 17 años es ligeramente mayor en Jalisco, tanto para hombres como para mujeres. De los adolescentes que trabajan, el porcentaje que lo hace en condiciones de riesgo guarda una proporción bastante menor en comparación con el resto del país, pero aun así rebaza el 70 y el 80 % en el caso de mujeres y hombres respectivamente. A nivel nacional, los datos indican un efecto negativo del trabajo adolescente sobre la asistencia escolar y una tendencia claramente creciente de la inasistencia escolar conforme aumenta la edad. En el caso de Jalisco estos efectos son menos claros.

Entre quienes trabajan, la tasa de inasistencia es menor en Jalisco que en el resto del país, pero entre quienes no trabajan esta tasa es mayor que a nivel nacional descartando Jalisco. Más contrastante aún es el hecho de que en las mujeres de 15 y en los hombres de 16 años, en Jalisco la tasa inasistencia es mayor en los adolescentes que no trabajan que en los que sí trabajan, mientras que en el resto del país siempre son menores tasas de inasistencia entre quienes no trabajan.

En el caso de Jalisco se observa entonces una relación no lineal entre la decisión de trabajar y la asistencia escolar, y su magnitud es muy distinta al considerar el sexo de los adolescentes, su edad y el lugar donde habitan. De igual forma el análisis confirma diferencias importantes en la probabilidad de que un joven en Jalisco trabaje en condiciones riesgosas, tanto por sexo, pero particularmente por edad.

Consistente con otros estudios, los hombres tienen mayor probabilidad de trabajar bajo condiciones de riesgo que las mujeres. En localidades más grandes la probabilidad de trabajar en condiciones de riesgo tiende a aumentar con la edad para los hombres, y tiende a ser estable para las mujeres. Sin embargo, la evidencia muestra que esta probabilidad es mayor para los hombres adolescentes de menor edad cuando se trata de localidades pequeñas. Esto podría tener impactos en el futuro, tanto en la movilidad social como en mayores rezagos en la salud, la productividad y el ingreso en las zonas rurales del estado. En cuanto a la inasistencia escolar, en el estado tiende a ser mayor que en el resto del país y esto ocurre de manera más marcada en los adolescentes más jóvenes, principalmente en las mujeres. Como es de esperarse, los adolescentes ocupados tienden a tener una tasa de inasistencia mayor, sin embargo, en el caso de las mujeres, la tasa de inasistencia en las mujeres de menor edad es más grande entre quienes no trabajan que entre quienes sí lo hacen. Más aún, esa tasa de inasistencia escolar de las mujeres de 15 años, con excepción de los hombres de 17 años ocupados, fue la más grande del resto de los grupos de edad, tanto de hombres como de mujeres, y alcanzó casi el 40 % de ese grupo de población. Por supuesto, además de que las tasas de inasistencia que se observan en Jalisco no son deseables en ninguna sociedad, las condiciones que hemos destacado muy seguramente tendrán repercusiones negativas importantes en el futuro, no solo en la productividad y el ingreso de las personas en general, sino que muy probablemente veremos una ampliación de la brecha de género.

Estos hallazgos son relevantes para la discusión, y la construcción e implementación de políticas públicas para proteger y disminuir los riesgos de los adolescentes que trabajan en el estado, mejorar las condiciones para su incorporación al mercado laboral, así como procurarles mejores posibilidades de desarrollo futuro, particularmente mediante la continuidad en la formación escolar que les permita obtener una mayor productividad en el futuro. Nos indican la necesidad de implementar medidas no solo para mejorar las condiciones de vida y de desarrollo de los adolescentes de manera contemporánea y en el corto plazo, sino para que el bienestar en el largo plazo de estos adolescentes y por ende de toda la sociedad en Jalisco pueda mejorar.

Bibliografía

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1Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), “Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2019”, Programas de información INEGI, última actualización del 7 de diciembre de 2020, https://www.inegi.org.mx/programas/enti/2019/ (fecha de acceso: 1 de febrero de 2022).

2En el resto del trabajo nos referiremos a las personas de 15 a 17 años como adolescentes.

3Por ejemplo, Manfred Liebel, “Economic and Labour Rights: A Blind Spot in the Discourse on Children’s Rights”, Nordic Journal of Human Rights 39.2 (2021): 163-179, disponible en https://doi.org/10.1080/18918131.2021.2001162 (fecha de acceso: 1 de febrero de 2022), además de otras organizaciones como el Movimiento Latinoamericano y del Caribe de los Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (MOLACNATs).

4Ver por ejemplo, Kathleen Beegle, Rajeev Dehejia, Roberta Gatti y Sofya Kruticova, “Why should we care about child labor? The education, labor market, and health consequences of child labor”, Journal of Human Resources 44.4 (otoño de 2009): 871-889, disponible en https://www.jstor.org/stable/20648923 (fecha de acceso: 1 de febrero de 2022).

5Ver por ejemplo, Alberto Posso, “Child labor’s effect on long-run earnings: An analysis of cohorts”, Economic Modelling 64 (2017): 465-472; Alberto Posso, "The health consequences of hazardous and non-hazardous child labor", Review of Development Economics 23.2 (2019): 619-639; Simon Feeny, Alberto Posso, Ahmed Skali, Amalendu Jyotishi, Shyam Nath, y Pugalendi K. Viswanathan, “Child labor and psychosocial wellbeing: Findings from India”, Health Economics 30.4 (2021): 876-902, disponible en https://doi.org/10.1002/hec.4224 (fecha de acceso: 1 de febrero de 2022).

6Ver por ejemplo, Ranjan Ray y Geoffrey Lancaster, “The impact of children’s work on schooling: Multi country evidence on SIMPOC data”, International Labour Organization, disponible en https://www.ilo.org/ipec/Informationresources/WCMS_IPEC_PUB_173/lang--en/index.htm (fecha de acceso: 1 de febrero de 2022); Patrick M. Emerson y Andre P. Souza, "Is child labor harmful? The impact of working earlier in life on adult earnings", Economic Development and Cultural Change 59.2 (2011): 345-385; Kaushik Basu y Pham Hoang Van, “The economics of child labor”, American Economic Review 88.3 (1998): 412-427.

7Patricia Murrieta, "Los niños a trabajar, ¿y las niñas? Trabajo infantil en Guadalajara: una visión de género", Journal of International Studies 16 (2012): 53-83.

8Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ), Año internacional para la erradicación del trabajo infantil: Una mirada al trabajo infantil en Jalisco. Informe Especial 133/2021 (Guadalajara: CEDHJ, 2021).

9Si bien los datos de la encuesta son representativos a nivel estatal, no lo son a nivel regional ni municipal. Por esta razón no presentamos mapeos y buscamos desagregar lo mínimo necesario al cruzar las variables, particularmente al desagregar por tamaño de la localidad.

10Basu y Van, “The economics of child labor”, 412-427; Murrieta, "Los niños a trabajar…”, 53-83.

11Abelardo Rodríguez López, “School nonattendance and child labor in Mexico: North-South, Gender, and Rural Divides”, Análisis Económico 36.91 (2021): 33-62 disponible en https://www.redalyc.org/journal/413/41366246003/html/ (fecha de acceso: 1 de febrero de 2022); Karina Acevedo-González, Raúl Quejada-Pérez y Martha Yánez-Contreras, “Determinantes y consecuencias del trabajo infantil: un análisis de la literatura”, Revista Facultad de Ciencias Económicas: Investigación y Reflexión 19.1 (junio de 2011): 113-124 disponible en https://www.redalyc.org/pdf/909/90922732007.pdf (fecha de acceso: 1 de febrero de 2022); Ranjan Ray, “Review of Child Labor and Education in Latin America: An Economic Perspective. Edited by Peter F. Orazem, Guilherme Sedlacek, and Zafiris Tzannatos”, Developing Economies 49.1 (2011): 116-118; Basu y Van, “The economics of child labor”, 412-427; Murrieta, "Los niños a trabajar…”, 53-83.

12Murrieta, "Los niños a trabajar…”, 53-83.

13Gloria Lucinda Mancha Torres y Edgardo Arturo Ayala Gaytan, “Family income as a determinant of young people’s school attendance in Mexico”, Problemas del Desarrollo 51.201 (2020): 85-110, disponible en https://doi.org/10.22201/iiec.20078951e.2020.201.69395 (fecha de acceso: 1 de febrero de 2022).

14Marina Bassi, Matías Busso y Juan Sebastián Muñoz, "Is the Glass Half Empty or Half Full?: School Enrollment, Graduation, and Dropout Rates in Latin America", Research Department Publications IDB-WP-462, Inter-American Development Bank, Research Department Publications (Working Papers) 4671, Inter-American Development Bank, 2013, disponible en https://ideas.repec.org/p/idb/wpaper/idb-wp-462.html (fecha de acceso: 1 de febrero de 2022); Luis Felipe López-Calva y María Fernanda Madrid, “Introducción, mitos, teorías y evidencia”. En Trabajo infantil. Teoría y lecciones de la América Latina, coordinado por Luis Felipe López-Calva (Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2006), 9-30.

15Murrieta, "Los niños a trabajar…”, 53-83; Mancha y Ayala, “Family income as a determinant…”, 85-110.

16Eric Edmonds y Caroline Theoharides, “Child labor an economic development”. En Handbook of Labor, Human Resources and Population Economics, coordinado por Klaus Zimmermann (Cham: Springer, 2020), 1-29.

17Becky Carter, “Prevalence and Impacts of child labour in agriculture”, Helpdesk Report, Knowledge, Evidence and Learning for Development, 2017, disponible en https://opendocs.ids.ac.uk/opendocs/handle/20.500.12413/13345 (fecha de acceso: 1 de febrero de 2022).

18Murrieta, "Los niños a trabajar…”, 53-83.

19Estos porcentajes debemos tomarse como una aproximación, ya que la fragmentación de los datos al separarlos por grupos de edad, sexo, tamaño de la localidad y condiciones laborales de riesgo, reducen significativamente el tamaño de cada estrato y con se pierde representatividad. Sin embargo, nos permiten tener una idea aproximada de lo que ocurre en la población.

Anexo 1. Modelo econométrico

Las dos variables independientes empleadas en el análisis econométrico fueron variables dicotómicas que toman valores de 0 y de 1 para indicar si se observa asistencia escolar o no, y si se observa trabajo en condiciones de riesgo o no. Se utilizaron modelos logísticos simples con la siguiente forma funcional:

yi=11+e-zi

Donde

  • zi=β0+β1x1i+β2x2i++βJxJi+εi, para i = 1,2, …, N, y donde:

  • yi representa la observación i de la variable dicotómica dependiente,

  • xji representa la observación i de la variable independiente j,

  • βj es el parámetro que se busca estimar para la variable independiente j, y

  • εj es un error que se asume ruido blanco.

Recibido: 25 de Junio de 2023; Aprobado: 03 de Noviembre de 2023

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